9.09.2004

LOS TALENTOS

“'Quítenle el talento y dénselo al que tiene las diez. Porque a todo el que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes' Lectura Bíblica Mateo 25:19-30.

Esta parábola pudiera muy bien llamarse la parábola del éxito. La palabra “talento” se usa generalmente para indicar cierta clase de habilidad, pero para la gente que escuchaba a Jesús esta palabra representaba un obrero; ser depositario; lo primero que debemos observar en esta parábola es que el amo dejó sus talentos al encargo de sus siervos. No fueron heredados. El amo les confió este dinero. El siervo que recibió un talento hizo un hoyo en la tierra. Debemos observar que no era malo…., lo guardó para estar muy seguro…. Su falta y el reproche que por ella recibió, fue por causa de su mala interpretación del carácter de su amo. “Señor yo te conocía…..” Temor y falta de confianza en su propia habilidad, debido a la idea errónea que del carácter de su amo y que de sí mismo tenía, motivaron la acción que resultó en el castigo recibido. Si la relación de este siervo con su Señor… No hubiera sido difícil comprender que su deber era ser útil y producir. Los dos siervos que por medio de su trabajo aumentaron sus talentos, fueron elogiados: “Bien, buen siervo”, fueron así premiados por su iniciativa mientras que el siervo que escondió su talento fue desterrado.

Todo individuo normal tiene algún talento. Todo cristiano puede hacer algo por su Señor; Jesús no cesaba nunca de señalar la importancia de lo que el mundo habría llamado servicios insignificantes y sin valor. La pobre viuda echando su moneda en el área de ofrendas; Simón el Cirineo llevándole Su Cruz; el dar “un vaso de agua fría”, en Su nombre, hacer bien a “uno de los más pequeños”, estos pequeños y aparentemente insignificantes actos de amor eran altamente recomendados por El. El explicó que el entendimiento humano no puede comprender la verdadera importancia de un acto, ya sea grande o pequeño en el designio final de las cosas. Solo una palabra o acto de afecto aparentemente sin importancia alguna, puede tener su significado espiritual muy pronto. Estos actos de bondad y de amor, pequeños, anónimos y fáciles de olvidar tenían gran importancia y belleza en los ojos de Jesús.

Hace poco vi sobre el escritorio de cierto comerciante esta cita bíblica: (Ella) “echó todo lo que tenía” Marcos 12:44; vino a mi mente la fiesta de la pascua y de los Azimos en la casa de Simón, el leproso de Betania; la mujer con un frasco de alabastro ungiendo sus pies con un perfume de mucho precio, los indignados apóstoles que la criticaron y cómo Cristo los reprendió, la forma en que elogió a esta mujer. “Esta ha hecho lo que podía” Marcos 12:44. A primera vista me pareció extraño. Le diré, me dijo “El hombre necesita un lema que le sirva de guía en la vida y la importancia de su lema depende de la porción de su vida que él consagre a otros. Si me fuera dado elegir, el lema que yo quisiera merecer sería “El hace lo que puede”, es decir que de acuerdo con las facultades que Dios me ha dado, hago lo que puedo. El hombre que es egoísta, intolerante, pagano, puede que sea buen mecánico, buen vendedor, etc., empero el hombre que es buen cristiano y consagra su vida a otros, siempre hará lo mejor que pueda en toda tarea que emprenda. Y lo que es más importante aún, emprenderá solo aquellas tareas que él sienta en su corazón son dictados por Dios.

¿Has sido verdaderamente fiel con lo que se ha puesto bajo tu cuidado? Sea mucho o poco lo que se te haya confiado. No hay duda que si el siervo que recibió solo un talento hubiera ganado otro, su señor habría estado satisfecho y lo habría premiado como premió a los otros, pero éste demostró cierta cobardía, falta de imaginación y valor, no para afrontar el riesgo, una índole hostil que le impedía cooperar con los planes de su señor, lo cual era imperdonable. Los talentos que se descuidan, que se esconden pueden darse por perdidos. El universo es maravilloso, propicio hacia un talento que se cultiva; cultiva una aptitud para la música o para granjearte amigos y crecerá y dará más y más fruto. Descuídala y la perderás gradualmente. “Quítale pues el talento”… Observa como el hombre que desarrolló su iniciativa, su confianza en el bien, su atracción magnética para aumentar ganancias prosperó con la aprobación del señor.

Así mismo aquel que ha desarrollado una capacidad para amar, ser benévolo, saber apreciar a sus semejantes para tener fe, paciencia, para servir con amor en bendiciones y prosperidad al recibir la aprobación del Maestro: “Buen siervo”.

Otro error que cometió el siervo de un sólo talento fue que no se dio cuenta de lo mucho que su talento se necesitaba. Trató su don con menosprecio. Quizá tú has estado menospreciando tu talento. Compasión es un talento, amor, ternura, bondad.

Pablo escribió este mandamiento al joven Timoteo “No descuides el don que hay en ti, que te es dado mediante profecía…” (1ª Timoteo 4:14). Un cristiano no tiene derecho de menospreciar cualquier don que tenga; si uno puede cantar o tocar algún instrumento musical, Dios hace el llamado a usar ese talento.

Cualquier habilidad que un cristiano pueda tener, es parte de él, y si está completamente consagrado a su Señor sus talentos también están dedicados. No es suficiente rendir todo lo que tiene a Cristo; debe existir el deseo y la determinación de aumentar y engrandecer cada talento.

Recuerda que tu habilidad, tu talento sea cual fuere, grande o pequeño, proviene del caudal de Dios. A El pertenecía en el principio, Dios ha invertido de su caudal en ti. ¿Cuál es tu capacidad para amar? ¿Qué servicios desinteresados prestas?

El Padre necesita la contribución que tú puedas hacer para el adelanto y desarrollo de Su plan perfecto. La única forma en que nuestro Creador puede expresar aquí en la tierra Su amor, sabiduría, poder es por medio de la mente y el corazón de personas tales como tú y yo y todos. Sin el hombre que es la manifestación del Espíritu, no puede haber expresión. Descubre tu talento, cultívalo, úsalo para la gloria del reino y así descubrirás tu propio bien, tus propias bendiciones. Pero más importante aún que todo esto será la recomendación del señor….”¡MANIFICO, eres un siervo bueno y fiel. Y ya que has sido fiel con lo poco que deposité en tus manos, te voy a confiar ahora una cantidad mayor. Ven, entra. Celebremos tu éxito!”

Meditación elaborada por la Sra. Evangelina Hinojosa de Villarreal, quien actualmente se encuentra ante la presencia de Su Señor, en el lugar que El fue a preparar para ella en Su Gloria.

9.02.2004

¿Tienes seguridad económica?*

Hace años, Jorge Mueller (1805-1898), uno de los más grandes cristianos de Inglaterra y poderoso hombre de fe, estableció un orfanato.
A veces el dinero andaba escaso y las circunstancias era difíciles. Pero Jorge Mueller creía en la oración y confiaba en que Dios satisfaría sus necesidades.

Una mañana en que él y los niños estaban sentados para tomar el desayuno no había leche para el cereal. Pero algo tan insignificante como la leche no alteró su fe. -Niños- explicó, aunque todavía no tenemos leche, vamos a dar gracias a Dios por ella. Nuestro Padre Celestial conoce nuestras necesidades y estoy seguro que las satisfará.

Cuando inclinaron sus cabezas para dar gracias por algo que no tenían, un inesperado y fuerte golpe a la puerta interrumpió sus oraciones. Jorge detuvo su oración. –Niños- les dijo-, esta puede ser la respuesta de Dios a nuestras oraciones.
La puerta se abrió y allí estaba parado un lechero, quien explicó que el carro se le había roto en la calle y que tenía que deshacerse de la leche.

Aunque el hombre emplea mucho tiempo de su vida en la búsqueda de la seguridad, es saludable recordar que humanamente no existe la absoluta seguridad económica, ni aun para los más ricos. Múltiples son las tragedias que pueden visitar a una familia y dejarla desamparada financieramente. El hombre tiene que enfrentarse con el duro hecho de que sus ahorros no le garantizan la seguridad económica que tan cuidadosamente planeara.

¿HAY SEGURIDAD ECONÓMICA?
En este mundo no existe una fórmula para que el hombre esté seguro económicamente. Pero esta no es una respuesta sin esperanzas. Podemos estar económicamente seguros, sí existe una manera sin peligro de fallo. ¿Cómo? Consagrando nuestras vidas a la providencia de Dios. La Biblia nos dice: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús” (Filipenses 4:19).
“Todo” y “conforme a sus riquezas en gloria”. ¿Puede haber algo más completo? Sin embrago, debemos recordar que Dios promete suplir nuestras “necesidades” y no cualquier capricho egoísta.
Durante mis días universitarios conocí a una mujer que era un ejemplo vivo de esta verdad. La señora Coldwell, viuda con dos hijos, que vivía cerca de la universidad frecuentemente invitaba a los estudiantes cristianos a su casa. Esta refinada y profundamente espiritual dama fue una gran bendición para todos nosotros. La señora Coldwell se ganaba su humilde vida ofreciendo lecciones de música. Si sus alumnos enfermaban y no asistían a clase, no podía cubrir sus gastos. Pero nunca se sentía vencida: confiaba en un gran Dios.
“Dios lo sabe y no estoy preocupada”, decía frecuentemente. “Seguramente El Señor que es el que ha cambiado mi vida, puede enviarme de alguna manera la insignificante suma de treinta dólares”. ¡Y Dios nunca la defraudó!

¿SE OCUPA DIOS DE NOSOTROS?
¿Está al tanto de los detalles de nuestras necesidades? Sí. Cristo dijo: “¿No se venden dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:29-31).
¡Aun vuestros cabellos están todos contados! ¡Qué minuciosidad! Si Dios se ocupa de ti, no descuidará tus necesidades. Él quiere ocuparse de ti.
Si eres un cristiano preocupado por tu seguridad económica, desahógate con Dios y pídele que se encargue de ti. Pídele que transforme tu mente para que puedas ver que la verdadera seguridad no está en el dinero, sino en Dios. Una vez que Él te dé esta actitud nueva, llenará de paz tu corazón.
La preocupación por la seguridad económica es como una pequeña corriente de temor que corre a través del alma. La fe hará desparecer esta molesta corriente, pues la fe y la preocupación no son compatibles. No pueden compartir un mismo corazón ni una misma mente. El hijo de Dios que cree sinceramente que todas las cosas ayudan a bien no puede estar mucho tiempo preocupado. La preocupación nunca bendice: enferma. Trastorna la digestión y quita el sueño. Nos vuelve irritables, nos quita la paz y nos amarga el pensamiento.
La solución es: orar diaria y fervientemente, leer diariamente la Biblia y, confiar plenamente en que Dios no nos fallará. La oración y la lectura de la Biblia cimentan la fe. Si somos hijos de Dios, dejemos a un lado la preocupación. ¿Por qué preocuparnos cuando podemos orar, leer y creer?
Como hijos de Dios tenemos recuerdos que están ocultos para el mundo. No permitamos nunca que el temor al futuro nos impida gozar el presente.
Cuando estamos en el lugar en que Dios quiere que estemos, no tenemos por qué estar preocupados por nuestras necesidades. Dios promete suplir. Si nos dirige, nos da sus provisiones. Ambas cosas siempre van juntas. Cuando adoptamos decisiones propias estamos solos, pero si le seguimos, nuestro presente y futuro dependen de Dios.
Cuando Dios le dijo a Elías que fuera a morar a Sarepta; y añadió: “He aquí que yo he dado orden a una mujer viuda que te sustente”. Dios no prometió alimentar a Elías en cualquier lugar. No dijo: “Vaga por cualquier país que sea de tu gusto y yo te alimentaré”. Su mandato estaba limitado a allí; el lugar señalado por la voluntad de Dios.

DIOS SUPLE SOLO DONDE ÉL GUÍA

El lugar de su propósito es el lugar de su poder y de su provisión. Y allí debemos estar. Dios suple si mantenemos rectamente la relación con Él y obedecemos su voluntad. Algunas veces es difícil dar los pasos de fe necesarios para que Dios revele Su poder y sabiduría.

Siempre da buen resultado obedecer a Dios. La viuda de Sarepta es un ejemplo de esta verdad (1ª Reyes 17:8-16). Estaban en una situación terrible: había hambre y sequía en la región. Todos los días alguien moría de hambre. Sin embargo, cuando Elías llegó y le pidió que le preparara una torta con el último puñado de trigo y la última taza de aceite, ella obedeció a Dios. Podría haber dicho: “Perdóname, Elías, pero hay mucha escasez de todo y necesito los alimentos para mi propia familia”. Habría podido guardar todo el trigo y el aceite para su propio uso, pero después que se hubiesen acabado, ella y su hijo habrían muerto de hambre. Sin embargo, como la viuda obedeció dejó en manos de Dios su seguridad, Él la honró reponiendo continuamente la fuente de alimento.

Nota que Dios no le dio de una sola vez la harina y el aceite que iban a necesitar todo el año. Más bien fue satisfaciendo su necesidad día a día. “No escaseó la harina de la tinaja, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por medio de Elías” 1ª Reyes 17:16.
Quizás Dios no nos colme con enormes sumas de dinero de una vez (aunque puede hacerlo), pero va satisfaciendo nuestras necesidades a medida que se presentan. Es estupendo que sea así.
Así no nos interesamos tanto en nuestra prosperidad financiera que olvidemos al Dador. Más bien dependemos de Él para obtener el “pan cotidiano”.
¿Debemos planear sabiamente? Sí, debemos planear piadosamente el futuro. Pero tenemos que tener en mente que la verdadera seguridad económica solo surge de Dios. Dios sabe nuestras necesidades y puede satisfacerlas día a día, “pues vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:32-33).

El nuestro es un gran Dios ¡y el futuro lo tenemos asegurado en sus manos!

*Tomado de la Guía Pastoral escrito por el Dr. Clyde Narramore.